
¿Qué tipos de lunares existen?
Descubre qué tipos de lunares existen y sus diferentes clases.
30/06/2022
Los lunares, también denominados nevos, son muy frecuentes. De hecho, están presentes en la piel de la mayoría de la población y suelen aparecer en la infancia y en la adolescencia.
Estas características manchas marrones son, en realidad, un crecimiento o lesión de carácter benigno que forman en la piel un grupo de melanocitos, es decir, de células que elaboran melanina.
Hay diferentes clases de lunares, que varían en función de características como el color o el tamaño, entre otras. Conocer qué tipos de lunares existen puede resultar muy útil para prevenir complicaciones pues, aunque por lo general, los lunares no suelen dar problemas, esto no quiere decir que debamos ignorarlos. Al contrario, conviene prestarles atención y comprobar que no presentan ningún tipo de anomalía.
Clases de lunares frecuentes
Los lunares pueden estar presentes en cualquier lugar del cuerpo y pueden cambiar y desaparecer con el tiempo. Además, cada lunar presenta un patrón de crecimiento diferente, si bien la mayoría de ellos suelen atenuarse con el paso de los años.
Si has observado alguna vez tus lunares con detenimiento, habrás visto que estos pueden presentar diferente tamaño (más grandes, más pequeños…), distinto color (marrón claro, marrón oscuro, negro, rosado o incluso azulado) y texturas muy variadas (arrugada, plana…).
La mayoría de lunares son benignos, pero en ocasiones hay anomalías que pueden resultar dañinas para la salud. De este modo, es importante saber distinguir entre los lunares benignos y los lunares peligrosos.
Tipos de lunares benignos
Los lunares benignos, como su propio nombre indica, son aquellos que tienen una condición inocua y que, por tanto, no entrañan ningún riesgo para la salud.
Dentro de los tipos lunares de carácter benigno, podemos destacar los siguientes:
- Nevo de la unión: pueden ser o bien de color marrón claro o bien de color marrón oscuro casi negro. Suelen ser planos, aunque pueden estar ligeramente abultados.
- Nevo intradérmico: tienden a tener un marrón más clarito y pueden ser lisos o rugosos. Su tamaño está entre los 3 y los 6 mm.
- Nevos compuestos: pueden ser de color marrón claro o de color marrón oscuro. Están abultados y miden de 3 a 6 mm.
- Nevo en halo: se trata de un lunar que está rodeado por una especie de anillo de 2 a 6 mm de piel que se encuentra despigmentada.
- Nevo azul: su color es azulado y, por lo general, es plano. Mide entre 2 y 4 mm.
- Además, cabe mencionar también los denominados nevos displásicos, que son los lunares de nacimiento y que suelen tener un tamaño igual o superior a los 0,5 centímetros. Su color no es uniforme, puesto que son más oscuros en el centro y más claros en los bordes. Estos lunares, en origen benignos, deben ser observados cada cierto tiempo, tal y como veremos a continuación.
Tipos de lunares peligrosos
Cualquier tipo de lunar de los anteriormente mencionados es susceptible de convertirse en un lunar maligno, especialmente tras muchos años de exposición prolongada al sol.
Sin embargo,los lunares más peligrosos o que más riesgo presentan de malignizarse son los nevos azules y los displásicos. Por eso, resulta muy conveniente observarlos cada cierto tiempo y acudir a un dermatólogo para que los revise.
Lunares atípicos
Si tienes lunares, es importante que dediques el tiempo necesario a observarlos para ver si en algún momento presentan algún rasgo anómalo. En este sentido, es importante que conozcas la regla ABCDE que permite identificar los lunares atípicos.
Regla ABCDE para los lunares
Según esta regla, para saber si un lunar es atípico tienes que prestar atención a los siguientes aspectos:
- Asimetría: una mitad del lunar es diferente de la otra.
- Bordes irregulares: los bordes del lunar no están bien definidos.
- Color: el lunar no tiene un color uniforme y presenta varios tonos. Especialmente peligrosos son los negros, los blanquecinos, los rojizos y los azulados.
- Diámetro: el lunar mide más de 6 mm.
- Evolución: el lunar experimenta cambios en cuanto a forma y tamaño.
Realizarte una autoexploración aplicando esta regla puede ayudarte a descubrir lunares peligrosos. Si encuentras alguna de estas anomalías, es fundamental que acudas a un dermatólogo para que pueda realizar la evaluación pertinente.
Cuídate
No hay duda de que la prevención es la mejor garantía de salud y, por tanto, seguir un estilo de vida saludable es fundamental si queremos reducir el riesgo de padecer enfermedades.
Esto es igualmente aplicable al caso de la piel y, especialmente, al de los lunares, puesto que de nuestros hábitos puede depender que estas lesiones, en origen benignas, se malignicen y desemboquen en problemas mayores.
En este sentido, es importante evitar la exposición prolongada al sol, especialmente en las horas centrales del día. Además, es imprescindible el uso diario de un buen protector solar que defienda tu piel de los rayos UVA y UVB.
No lo olvides y cuídate, tu piel y tu salud te lo agradecerán.
Y si quieres saber más sobre el cuidado de la piel en verano, puedes leer este artículo de Patricia Pérez: La importancia de una piel hidratada en verano