
Salud mental y envejecimiento en adultos mayores
La salud mental de las personas se va modificando a medida que pasan los años, pudiéndose manifestar pequeñas complicaciones, sobre todo en la vejez.
28/07/2016
Aunque la mayoría de las personas mayores tienen una buena salud mental, otras muchas tienen la posibilidad de presentar trastornos mentales o enfermedades neurológicas, además de otras enfermedades como diabetes, hipoacusia o artrosis. Por otro lado, es importante tener en cuenta que a medida que pasan los años y estamos más cerca de la vejez, mayores son las probabilidades de padecer varias afecciones al mismo tiempo.
Según la Organización Mundial de Salud, la población mundial está envejeciendo rápidamente. Concretamente en 2015 y 2050, la proporción de la población mundial mayor de 60 años se multiplicará casi por dos, pasando del 12% al 22%. Además, los trastornos neuropsiquiátricos representan el 6,6% de la discapacidad total en este grupo, y próximamente un 15% de los adultos de 60 años o mayores sufren algún trastorno mental.
¿Qué factores determinan los trastornos mentales en adultos mayores?
Según nacemos y van pasando los años, son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la salud mental de las personas. A parte de las causas generales de tensión a las que se enfrentan la mayoría de las personas, muchos adultos mayores se ven privados debido a problemas de movilidad, dolor crónico o fragilidad requiriendo asistencia a largo plazo. Todos estos factores, pueden proporcionar crisis de soledad, aislamiento o angustia.
Además, se debe tener en cuenta que la salud mental influye directamente sobre la salud del cuerpo, y viceversa. Por eso, algunas de las personas mayores que padecen enfermedades como cardiopatía, presentan una mayor probabilidad de sufrir depresión, que otras que no presentan problemas médicos.
Demencia y depresión
La demencia es un síndrome caracterizado por la disminución de memoria y de la capacidad de pensar, proporcionando en el afectado una incapacidad para realizar las actividades de la vida cotidiana. Es además, uno de los factores que afecta principalmente a los ancianos, a pesar de no ser lo más normal en esta edad.
Según la OMS, se calcula que en el mundo hay unos 47,5 millones de personas que presentan demencia. Se prevé que el número de estas personas aumentará a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050.
Igual que el ejemplo anterior, la depresión puede causar trastornos en la vida cotidiana del afectado. La misma fuente confirma que la depresión unipolar afecta a un 7% de la población de ancianos en general, y representa un 5,7% de los años vividos con una discapacidad entre las personas de 60 años de edad y mayores.
En muchas ocasiones, los síntomas de este trastorno no se tratan, al ser confundidos con otros problemas propios en los adultos mayores. Por eso, las personas con depresión tienen un desempeño más eficiente en comparación con las que sufren enfermedades crónicas (pulmonares, diabetes...). Además, la depresión aumenta la sensación de no tener una buena salud.
Para agravar cuanto menos estas situaciones, lo mejor es crear una serie de hábitos activos y saludables, es decir, establecer condiciones de vida y ambientes que favorezcan al bienestar, incentivando a que las personas opten por llevar un estilo de vida activo y sano.
Para que esto no suceda, también se debe contar con una buena asistencia sanitaria que esté pendiente de las personas mayores y ayude en el tratamiento de enfermedades para mejorar su salud.
Con objetivo de mejorar este problema, todos los programas de la Organización Mundial de Salud, han creado un marco mundial para actuación en diferentes países, y así fomentar un envejecimiento activo y sano.